Por Alejandro Poma, presidente de FUNDAPARC
La idea de devolver al Parque Cuscatlán su verdadera misión como espacio público, como lugar de encuentro, convivencia y cohesión para los salvadoreños, comenzó hace cinco años, como un proyecto impulsado por la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID).Representantes de diferentes ONG hicimos un viaje a Medellín y nos inspiramos en la experiencia colombiana para impulsar un proceso integral de recuperación de espacios públicos en El Salvador,que tomara en cuenta el contexto, el espacio físico y la dinámica cultural de nuestra ciudad. La premisa siempre ha sido que la infraestructura pública debe ser funcional, de la máxima calidad posible y propiciar la sana convivencia.
Después de inaugurado el Parque Cuscatlán y verlo como un espacio activo y seguro para todos los salvadoreños, nos encontramos con la evidencia de que “este El Salvador es posible”. En el Parque Cuscatlán, vimos como grandes y pequeños volvían a disfrutar y hacían propios los senderos, la Hoja Cultural, el arenero y todos los espacios del parque. Entre risas, abrazos, conversaciones y bailes, notamos que, efectivamente, se convertía en el lugar de cosas preciosas de los salvadoreños.Seguíamos afirmando que, como cualquier ciudadano, nos merecemos esta calidad de espacios públicos y todos debemos trabajar por ello.
No hay que olvidar que, además de la funcionalidad que el Parque Cuscatlán tiene para los salvadoreños, este lugar alberga un valor simbólico, que se refleja en el Monumento a la Memoria y la Verdad. Personalmente, descubrí con sorpresa el nombre de mi padre junto al de miles de salvadoreños, quienes también fueron víctimas del Conflicto Armado. Hoy, aspiramos a que este sea un sitio de encuentro para todos los salvadoreños y deseamos que articule nuestra sociedad.
Rediseñar el Parque Cuscatlán ha requerido la construcción de acuerdos en pro de una visión consensuada de ciudad entre los diferentes participantes. Todos compartimos el deseo de un San Salvador con más plataformas para el desarrollo personal y comunitario, especialmente para quienes viven en situación de vulnerabilidad. Sabemos que la solución a desafíos sociales como la pobreza, la exclusión y la violencia requiere de estrategias para la reconstrucción del tejido social y dejar por fuera la división entre ciudadanos.
La ejecución de este proyecto contó con aliados importantes. Se destaca la Fundación Howard G.Buffett, por su compromiso con el progreso de El Salvador al implementar inversiones que mejoran el bienestar de las personas y a la construcción de sociedades más seguras y armoniosas. Ha sido esencial, además, el continuado apoyo que USAID ha brindado a través de diferentes programas, así como el compromiso que ha demostrado la Alcaldía de San Salvador durante dos administraciones con la infraestructura pública de la ciudad y el fomento de una sana convivencia. Es de reconocer también el liderazgo de la organización Glasswing International en la ejecución de esta iniciativa y su guía efectiva en el proceso de remodelación del parque.
Además, para garantizar la sostenibilidad del proyecto, se creó la Fundación Parque Cuscatlán, que tiene como función, junto a las comunidades y la municipalidad, colaborar en la gestión responsable de este bien público. Nuestro compromiso es preservar el legado que nuestros aliados, particularmente la Fundación Howard G. Buffett, ha hecho posible. Desde nuestra óptica, todos los sectores de la sociedad tienen la importante misión de cuidar día a día este lugar, de hacer un uso responsable de los recursos y de contribuir a maximizar el impacto de esta intervención. A final de cuentas, buscamos seguir demostrando que este El Salvador es posible si articulamos esfuerzos entre diferentes sectores.